CELOS

La mató por celos, por indecisión. La mató por poseerla al completo, por no querer compartirla. Lo que jamás imaginó, es que ella sería igual.

Cuando empezaron la relación, Álvaro y Candela, pasaban todo el día juntos. Las horas interminables de charlas y risas, los cafés y los cigarrillos a media tarde. A medida que pasaron los meses, la joven pareja se vio obligada a distanciarse, las obligaciones mundanas los devolvieron a la realidad y el tiempo se fue agotando, dejando pocas horas al día para que se pudieran ver.

En ese momento empezaron los celos, la desconfianza y Álvaro se fue convirtiendo en una persona sombría y cada vez más oscura. Las discusiones estaban a la orden del día, recriminándole fantasías absurdas que se inventaba en su mente. La tensión, el desgaste y el cansancio, lograron que Candela se agotara. Un día lluvioso de otoño, terminaron su relación. 

Álvaro atormentado, comenzó a perseguirla a escondidas. Necesitaba saber la verdad, descubrir sus secretos y el motivo por el cual, Candela, lo había abandonado. Esa noche, la joven entró al callejón que atravesaba para ir a su casa como todos los días y él, en la sombra la esperaba. Solo un golpe le costó tumbarla en el suelo y el crujir del fino cuello de Candela, anunciaba la muerte tan precipitada. 

Álvaro lloró desesperadamente, al ver a su amada sin vida en el suelo, pero ya era demasiado tarde. Desconsolado, lleno de culpa, recogió el pequeño cuerpo y la soledad inundó su alma, ya no tendría a su compañera, a su amiga del alma.

En ese instante, Candela se irguió y sacando de uno de sus bolsillos un cuchillo, perforó varias veces el pecho de su amado. Lo había estado siguiendo por varias semanas, pero no encontró la infidelidad que esperaba, por ello, esa noche, decidió pasar por el callejón donde él siempre la esperaba. Sabía muy bien que estaría ahí, pero su cuerpo era demasiado grande para poder defenderse, por eso decidió esperar la oportunidad. Cuando Álvaro le dio el golpe fue el momento correcto para simular su estado de inconciencia. Después lo mató, por poseerlo al completo, por no querer compartirlo.